sábado, 3 de mayo de 2014

Joe, El Fantasma.

Querido Lector…

    Estoy aquí, ¡Hola!, pero a la vez no lo estoy. Es complicado explicar la situación en la que me encuentro sin que suene parcialmente poco creíble. A ver… Soy un fantasma. Sí, como lo leen, un fantasma. Se preguntarán: ¿Cómo puedes ser un fantasma si estás escribiendo?. Bueno, han escuchado o leído sobre espectros que abren y cierran puertas y ventanas, ¿No? O que tocan el piano o que simplemente lanzan cosas de los estantes, ¿Cuál es el rollo de que un fantasma escriba?

Nota de autor: Entra para seguir leyendo la historia.



    No recuerdo mi nombre por lo que escogeré uno nuevo, me llamo Joe; Joe el fantasma, mucho gusto en conocerlos anónimos lectores. Técnicamente no recuerdo nada sobre quién fui ni mucho menos cómo morí aunque debes en cuando tengo ligero recuerdos sobre vivencias o cosas a lo cual me familiarizaba cuando estaba vivo, de un momento a otro aparecí en esta casa, como si esto fuera un sueño pero no… No lo es. Como les dije al principio es un poco complicado explicar mi situación, es como cuando sabes que estás en un sitio pero a la vez no… ¡Ah ya! Es como cuando te escondes para espiar a alguien. Por ejemplo, ¿Alguna vez se han espiado a una chica mientras se ducha? (Lo siento por el comentario machista pero es que no se me ocurrió otra cosa) Es esa sensación de no ser visto mientras que tú sí puedes verlo, de cierta manera, todo pero claro, en mi condición, se podría decir que puedo ver toda la existencia  pero las personas que hay en ella, al menos en su mayoría, no pueden verme.

    En fin, seguro piensan: Está bien, eres un fantasma que escribe y se llama Joe, te creo pero… ¿Por qué escribes?. Bueno querido lector, o lectora, escribo porque… ¡No tengo más nada que hacer! ¿Saben lo jodido que es ser un fantasma? Desde que tengo uso de razón estoy intentando comprender lo que es esto de estar muerto, ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué esta casa? ¿Qué tengo que hacer? No tengo ni la más remota idea de lo que hacen los fantasmas en sus tiempos libres y me niego a andar aventando cosas al piso, además de que no sé tocar el piano y le veo un sentido inútil a abrir y cerrar las puertas, ¿Qué clase de espectro retrasado hace eso? Pero en fin.

    Comencé esto del diario porque ha sido lo único que me he encontrado en esta gran casa y pensé “Hey, esto podría ser interesante, quizá me pase lo mismo como al vampiro Lestat” pero claro, ¿Qué tendría de interesante leer las divertidas aventuras de un fantasma en una casa? De igual forma esto es sólo para matar el aburrimiento hasta que encuentre algo mejor.
    Hasta entonces Lector.




Querido Lector…
    ¿Sabes lo difícil que es para un muerto el poder dormir? Es que, al no tener la necesidad de hacerlo, lo único que haces es estar con los ojos cerrados esperando a que el sueño venga pero no viene pero, de cierta forma, le encuentro cierto agrado. ¿Por qué escribo esta vez? Bueno, resulta que durante mi trance nocturno escuché unos ruidos espantosos, me encontraba en el segundo piso de la casa y unos sonidos que provenían del primer piso llegaban hacia donde yo estaba en forma de ecos sepulcrales, me escondí bajo la cama pero luego pensé: ¡Hey! Soy el fantasma, nada puede herirme.  Así que me dispuse a buscar de dónde provenía el sonido.

    Una de las nuevas cosas que puedo hacer con mi nueva situación es poder flotar pero lo hago poco porque quiero mantenerme apegado a las costumbres humanas por lo que es por ello que bajo las escaleras caminando hasta llegar al primer piso. No me agrada la idea de que algún día lo único que pueda salir de mi boca sea un “Buuuuuu”.

    En fin, como iba, al llegar al primer piso logro escuchar unos sonidos extraños que venían de la sala principal, me dispuse a abrir la puerta lentamente con más curiosidad que miedo, la tensión me mataba pero al momento de abrirla escuché lo que parecía ser un aullido…

    ¡Era un espantoso perro! ¡Un perro había entrado a mi casa! El animal, que se encontraba acostado sobre MI alfombra, se levantó y  se volteó hacia donde la puerta se encontraba y se fijó en mí, como si me estuviera viendo (Y de verdad lo hacía), comenzó a mover su mugriento rabo frenéticamente mientras dejaba caer su lengua por su boca abierta y babosa.

    Al cabo de unos segundos de una mirada estupefacta (la mía) y una mirada llena de emoción (La de esa bestia) el perro comenzó a correr hacia mí y al llegar a donde me encontraba empezó a dar vueltas a mi alrededor “¡Lárgate!” le grité y por un momento pensé que el perro había captado el mensaje ya que se detuvo frente a mí e inclinó su cabeza hacia un lado como si pretendiera decir “¿En serio?”, ¡pero noooo! ¡El mugriento animal se alzó en sus patas traseras e intentó apoyarse sobre mí! Ignorando el hecho de que las cosas físicas pueden pasar atreves de mi cuerpo transparente, comencé a correr por toda la casa mientras la bestia me perseguía sin cansarse.

    Decidí volver a la sala y flotar a una altura en la que el animal no pudiera atraparme. Me quedé observando, por un rato, sus intentos fallidos de alcanzarme pero al cabo de unos minutos el perro se cansó y se quedó dormido.

    Pensándolo bien, puede que lo conserve, digo, así no me siento tan solo y puedo entretenerme con él, molestándolo y esas cosas.

    Seguiré informando sobre cómo van las cosas Lector.




Querido Lector…
    El perro no deja de seguirme, he recorrido gran parte de la casa y él va detrás de mí sin cansarse, ¿Cuál es su problema? Es un poco desesperante aunque gracioso porque cuando traspaso las paredes él se molesta porque no puede hacer lo mismo y se golpea contra ésta, me hace reír.

    Hubo un momento en que comenzó a ladrar de forma suplicante, supuse que estaba hambriento así que fuimos a la cocina a ver qué conseguía allí.

    Abrí el gran refrigerador y encontré varios pedazos de carne seca la cual le tiré y el perro atajó la gran parte con la boca, ¡Qué talentoso! O quizá es que tiene mucha hambre… Al menos ya dejó de ladrar. Pasé el resto de la tarde lanzándole más y más tiras de carne seca pero como que se llenó completamente porque hubo un momento en que no podía comer más, su panza estaba hinchada, y simplemente se echó y se durmió.

    Le estoy agarrando un poco de cariño aunque caga mucho y es difícil de limpiar, es un perro cagón; Me pregunto si existirá algún programa olímpico para perros cagones, ¡Te aseguro que mi perro ganaría!
    Mi perro… Qué cosas,  le pondré un nombre… Se llamará Max. Max, el perro.

    Dejaré esto por hoy Lector, creo que Max se despertó y me busca sin encontrarme (Está chillando) así que iré a jugar un rato con él.




 Querido Lector…
    Hoy Max y yo encontramos un estante repletos de Dvd’s, habían gustos muy variados, clásicos en blanco y negro, películas de terror, de amor, de comedia, de acción, etc.

    Max argumentó que podríamos ver La Momia ya que podría sentirme plenamente cómodo referente a una película que hablase sobre la cultura egipcia respecto a la vida y la muerte partiendo del hecho de una momia que reviven un grupo de arqueólogos. Me dijo que los egipcios se sentían muy complementados y a gusto con la idea de morir ya que aceptaban tal destino y lo abrazaban con firmeza y sabiduría… Realmente su argumento fue correcto y excelente pero terminamos viendo Titanic, la cual yo escogí.

    Y la verdad es que no estuvo tan mal. Max comía sus carnes secas mientras yo… Bueno, yo imaginaba que comía palomitas.

    Ah, y sí, desde que le puse nombre a Max me he sentido complementado con él y puedo comunicarme y saber lo que trata de decirme. ¡Es un perro cagón y preguntón! ¡No te imaginas cuánto pregunta! Que por qué floto, que por qué me hago transparente, que por qué estoy muerto, que por qué traspaso paredes, que por qué él es peludo y yo no, que por qué hace tantas preguntas, que por qué no le molesta que pregunte tanto, que por qué me voy cuando hace tantas preguntas, que por qué me quiere tanto, que por qué no le demuestro que le quiero así como él me quiere a mí, que por qué no le saco a pasear, que por qué las carnes secas son tan ricas, que por qué no como, que por qué no cago igual que él, que por qué esto y que por qué aquello, ¡Dios!

    Admito que le quiero pero no se lo haré saber, ¿Te imaginas cómo se pondrá si se lo digo? Explota de alegría el pobre y luego me zambulle con más preguntas.

    Esto es todo por hoy Lector.

    Max, sé que no podrás leer esto, obvio, eres un perro, pero no te imaginas cuánto te quiero.




Querido Lector…
    Hoy Max y yo escuchamos que alguien había entrado a la casa y cuando fuimos a ver, en la sala, se encontraba un hombre extraño vestido con gabardina y sombrerito.

    Se movía de forma sospechosa y guardaba ciertas cosas dentro de una bolsa que llevaba consigo. Máx y yo, desde el marco de la puerta, discutimos qué debíamos hacer mientras aquél hombre hacia de las suyas.

    El perro seguía discutiéndome sobre que aquél hombre tenía malas intensiones, le dije que razonara los hechos y que aguardara un poco más a ver qué sucedía pero no me escuchó, fue y se le abalanzó encima mientras ladraba “¡WOOF WOOF!”.

    El hombre se sorprendió tanto que se puso blanco del susto, soltó la bolsa con las cosas que había tomado para confrontar a Max pero al cabo de un par de mordiscos el tipo decidió salir corriendo de la casa.

    Claro, yo me mantenía en la retaguardia apoyándolo, no porque estuviera asustado, sólo que me mantenía pendiente, activo y precavido por si mi amigo necesitaba ayuda.

    Luego de que el hombre se fue Max y yo comenzamos a recorrer la casa, cosa que no había hecho desde que aparecí en este lugar y que ahora, con él, se me antojaba.

    Al cabo de un rato, mientras revisaba el cuarto de lo que parecía ser una niña, Max vino corriendo hacia mí, su cola se movía más rápido que nunca, daba vueltas y saltaba de emoción. Me dijo que lo siguiera y eso hice.

    Entramos a un gran cuarto que parecía ser en antaño un estudio, habían paredes forradas de estantes con libros viejos y un escritorio en el centro y, detrás de él, había un cuadro de un tipo calvo, gordo y casi del mismo color que las nalgas de un bebé…

    “Yo era mucho más guapo que ese puto Max… Creo.” Le dije y luego seguimos explorando sin encontrar gran cosa.

    Esto es todo por hoy Lector, hasta pronto.




Querido Lector…
    Ha pasado ya una semana desde que no escribo y ha pasado algo pero no sé cómo calificarlo. Verás, primero que nada diré que la carne seca comenzó a faltar, no tenía nada para alimentar a Max y, a pesar de que él me decía que no importaba, que él podía resistir, yo sabía que se estaba sintiendo mal, ¡pero él es un estúpido perro y no le gusta admitir que se siente mal!

    La cuestión es que quería jugar a la pelota y, ajá quería complacerlo, así que lo hicimos. No te imaginas cuán bueno es Max jugando a la pelota pero no sé qué pasó, quizá me sumergí mucho en el frenetismo del juego que, cuando Max se hubo cansado de jugar (Ósea a los 5 minutos) me molesté un poco, le dije que se metiera la pelota por el culo y me fui dejándolo solo.

    Creo que fue un poco injusto para el pobre Max mi comportamiento, no pensé que quizá realmente se sentía débil y que, a pesar de que él quería estar alegre para alegrarme, dicha debilidad le impidió seguir jugando. Quizá es todo mi culpa por no haber buscado más intensivamente más comida que darle; soy su dueño, y su amigo, debí haber hecho algo… Pero no lo hice.

    No he visto a Max desde entonces, me encerré en esta habitación, hace un par de días le escuché aruñar un poco la puerta y pedirme que saliera a jugar con él, que ya se sentía mejor, pero su voz denotaba lo contrario, al cabo de un rato se fue de nuevo.

    Creo que debería disculparme; Sí, eso es lo que haré.

Te estaré informando Lector.




Querido Lector…
    Decidí salir a buscar a Max y he recorrido gran parte de la casa sin encontrarlo, lo he llamado, y gritado, pero él simplemente no llega como siempre lo había hecho. Me siento preocupado.

    Descubrí que habían quedado un par de carnes secas escondidas en la nevera y volví a gritar su nombre agitándolas en el aire para que le diera su olor pero nada… Quizá esté paseando o con alguna novia, sí, es lo más seguro.

    Intenté tranquilizarme y me dispuse a ver la película de La Momia: Regresa. Se trataba sobre una momia que regresaba, no le vi el sentido, ¿Para qué se fue si de todas formas debía regresar? Supongo que debí haberle hecho caso a Max y ver la primera parte antes que la segunda, quizá hubiera entendido mejor el contexto de las cosas…

    En fin… Me siento solo… Solo y triste.
    Quiero a mi perro.

    Seguiré buscado Lector, perdón por hacer esto tan corto, tengo cosas más prioritarias por hacer (Buscarlo). Hasta entonces.




Querido Lector…
    Hoy encontré a Max… Se encontraba en el sótano. Le llamé pero no contestó, pensé que estaba durmiendo pero cuando llegué hasta él y comencé a acariciarle la oreja (Cosa que lo volvía loco de alegría) tampoco se inmutó… Max no estaba dormido. Me di tiempo, en mi tristeza, para entender que era cierto eso de que los perros se alejan de sus amos para morir y así no causarle tanta tristeza a su amo.

    Pero… Yo no quería que Max se alejara, por mi culpa fue que se alejó. No estuve con él en sus últimos momentos en cuando más me necesitaba ni hice nada por él…

    Me siento realmente triste, desgraciado y completamente solo.

    No soy más que sólo un fantasma en un casa abandonada… Esto apestaba. ¿Notas el cambio de tiempo entre la palabra “Apesta” y “Apestaba”?

    Jaja, hay querido lector… Si te contara lo que pasó, digamos que ya no soy el único fantasma en esta casa y que ya no tengo que recoger mierda por doquier.

    Dejaré esto, hice esto en un principio como medio de entretenimiento pero, sin darme cuenta, se fue volviendo un trabajo o hobbie, quizá me aferré al hecho de que esto era mi único entretenimiento u cosa para no sentirme realmente solo y no vi que, desde unos días luego de empezar este diario, realmente no estaba solo. Tenía y ahora sigo teniendo a Max y, supongo, es lo suficiente.

    Es curioso cómo, aún en la muerte, me vi/veo obligado (Racionalmente) a aprender a disfrutar de los momentos y darme cuenta de quién realmente cuida y está pendiente de mí mientras yo miraba a otros sitios y hacia otras cosas (Esto por ejemplo).

    Espero hayas disfrutado de estas páginas querido Lector, supongo que no volverás a saber de mí o de Max. Aunque… ¿Quién sabe si no estoy detrás de ti mientras lees este diario? A que es demasiado creepy, ¿eh?

    Me iré a jugar con Max (Está feliz porque ya puede atravesar paredes). Que tengas una feliz vida y una linda muerte, que  ser fantasma es lo mejor.
Hasta entonces.





Se despiden: Joe, el fantasma y Max, el perro fantasma.

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